
Historia de Chile: La Colonia.
La hegemonÃa de la actividad comercial
La creciente influencia de los grandes comerciantes en el siglo XVII, convertidos en abastecedores y exportadores, no se tradujo en la independencia de una clase mercantil, sino que todavÃa aquéllos entendÃan su actividad como un paso transitorio que podÃa elevarles a la aristocracia. La subordinación a la carrera administrativa y a la burocracia colonial queda ejemplificada en la subordinación de ValparaÃso a Santiago. La verdadera concentración de tierras no se produjo en Chile hasta el siglo XVIII, después de que la baja de precios arruinara a una parte de los propietarios.
Las transacciones con el norte se realizaron conformando una ruta marÃtima basada en el cabotaje, la navegación costera que seguÃa la lÃnea del litoral trazando una vÃa de comunicación e intercambio. De esa forma se sorteaban los inconvenientes de las largas distancias por tierra que debÃan cruzar desiertos y cordilleras, y se accedÃa a un medio de transporte, siempre de mayor capacidad que el interior basado en la carga de animales.
La dependencia del transporte naval concedió gran importancia a los comerciantes propietarios de embarcaciones. Pero los intercambios sólo se podÃan efectuar si se garantizaba la seguridad en los mares. La presencia corsaria, además del peligro que suponÃa para la integridad de la Colonia y de los quebrantos que comportaban los saqueos de los puertos y de sus pobladores, implicaba la interrupción del comercio marÃtimo, quedando los productos del paÃs sin salida.
La amplia condición marÃtima del paÃs, que hallaba en la costa su principal vÃa de comunicación, alentó la fundación de astilleros en los que se construÃan pequeñas embarcaciones y fragatas destinadas al tráfico con el Perú. En torno a esta actividad se desarrolló la fabricación de jarcias, del mismo modo que la exportación de vino condujo a la producción de botijas en el paÃs que sirvieran de envase. De los cueros del ganado se fabricaban cordobanes y badanas, la mayor parte de las cuales eran destinadas al ejército, como también fue éste el destino de los paños salidos de los primeros obrajes.
El sostenimiento del ejército de Arauco desde comienzos del siglo XVII proporcionó unos ingresos anuales de 293 000 pesos procedentes del Perú, un caudaloso y constante flujo de dinero que desde el exterior alimentaba la bolsa de gobernadores, funcionarios, oficiales, asentistas, comerciantes y hacendados. La presencia de este ejército financiado con cargo a la Hacienda Real se convirtió, por lo tanto, en un factor de prosperidad de la Colonia.
La mayor parte del situado peruano destinado a la soldada llegaba a Chile en especies, después de que los funcionarios y comerciantes de Lima hubieran descontado adelantos y beneficios. Las mercancÃas eran cambiadas por productos del paÃs, que serÃan suministrados a la intendencia militar o se repartirÃan entre los soldados como paga, siendo los comerciantes quienes acababan realizando el negocio. Para sostener ese ejército existÃan también haciendas de titularidad real en las que se criaba ganado.

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