

Historia de Chile: BiografÃas.
Juan Esteban Montero RodrÃguez: 1879-1948
Presidente en un momento de crisis / Presidente de Chile 1931-1932

Nació en Santiago el 12 de febrero de 1879. Su padre, BenjamÃn, provenÃa de una antigua familia de Curicó, y su madre, Eugenia, también pertenecÃa a una familia tradicional. Cursó su educación básica en una escuela pública y posteriormente ingresó al Colegio San Ignacio.
Ingresó a estudiar Derecho en la Universidad de Chile y egresó como licenciado el 16 de septiembre de 1901. De reconocido prestigio profesional y académico, dictaba las cátedras de Derecho Civil y Derecho Romano en la universidad que lo habÃa formado.
Militaba en el Partido Radical y combinaba perfectamente su profesión con su militancia. En 1920 fue muy afamada su defensa, ante un Consejo de Guerra, del general Guillermo Armstrong, acusado, junto a otros oficiales de las Fuerzas Armadas, de participar en una conspiración.
Cinco años más tarde el Presidente Arturo Alessandri lo nombró para integrar la Comisión Consultiva que estudiarÃa la convocatoria y organización de una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución PolÃtica. Esta comisión analizó el proyecto presentado por el gobierno para ser plebiscitado y que posteriormente se convirtió en la nueva Carta Fundamental de 1925.
Ministro del Interior de Ibáñez
En 1931 —para enfrentar la situación de inestabilidad polÃtica que sufrÃa el paÃs— se le pidió a Carlos Ibáñez que formara un gabinete que ofreciera plenas garantÃas a todos los sectores. Este fue denominado “de salvación nacional”. Entre sus integrantes estaba Montero como ministro del Interior, quien en una conferencia de prensa anunció que iba “a restablecer la libertad de prensa y el régimen constitucional y se favorecerÃa el retorno de los deportados”. El anuncio de tales medidas le mereció el apoyo de muchos sectores. No obstante, las manifestaciones de descontento social se agravaron.
Ante un clima de agitación, el 26 de julio, Ibáñez optó por entregar el mando.
A la cabeza de un gobierno transitorio
Tras la renuncia de Ibáñez, le correspondió asumir como Vicepresidente de la República al presidente del Senado, Pedro Opaso, quien de inmediato organizó un nuevo gabinete presidido por Montero. Más tarde, Opaso renunció a la vicepresidencia y entregó el mando, el 27 de julio, al recién nombrado ministro del Interior.
Fue asà como Juan Esteban Montero asumió la conducción del paÃs con el cargo de Vicepresidente, frente a grandes expectativas por parte de la ciudadanÃa, que vio asà el regreso a la normalidad jurÃdica y el comienzo de soluciones a la crisis económica.
Montero reforzó esta idea, declarando que el nuevo gobierno se sujetarÃa a los principios constitucionales. El prestigio personal de Juan Esteban Montero, la confianza en su capacidad, ponderación y rectitud, hacÃan que se aunaran voluntades en torno a él, sobrepasando diferencias y odiosidades que separaban al paÃs.
Fue un gobierno esencialmente transitorio, ya que, conforme a la decisión de Congreso Nacional en que se señaló que Ibáñez habÃa hecho abandono del territorio nacional sin autorización constitucional correspondiente, se debÃa proceder a la elección de un nuevo Mandatario.
“Me someto”
Amplios sectores polÃticos y gremiales le solicitaron a Montero que postulara a la presidencia de la República. Pese a reiteradas negativas, finalmente el 17 de agosto se vio obligado a aceptar, ocasión en que dijo su siempre recordada frase: “Si es asà señores, si en realidad cuento con la cooperación sincera de todos sus representados, me someto”.
Proclamado candidato el 19 de agosto, envió al Congreso su renuncia a la vicepresidencia, la que, en una inusual manifestación de confianza, le fue rechazada. Sin embargo, mantuvo la idea de la incompatibilidad del ejercicio del poder con su calidad de candidato y optó por conferir la vicepresidencia al ministro del Interior, Manuel Trucco.
Presidente de la República electo
El 4 de octubre (1931) se realizaron las elecciones, y tal como se suponÃa, Juan Esteban Montero triunfó por amplia mayorÃa, con más del 60 por ciento de la votación. Reasumió la vicepresidencia el 15 de noviembre, y estuvo en ese cargo hasta el 4 de diciembre, fecha en que juró como Presidente de la República en el Congreso Nacional.
Los efectos de la crisis mundial
El nuevo gobierno se vio enfrentado a buscar solución a la grave situación económica que enfrentaba el paÃs: alta tasa de cesantÃa, el encarecimiento de la vida, y la paralización de las salitreras eran temas de difÃcil solución, sobre todo en un tiempo de crisis mundial.
Para mitigar el hambre de los cesantes y sus familias, se contó con la cooperación de instituciones de beneficencia, y de otras familias e instituciones que en las puertas de sus casas ofrecÃan comida a los más necesitados.
Los empleados públicos tuvieron gestos de generosidad, donando un dÃa de sueldo para los desocupados. También la ciudadanÃa concurrió al Banco Central a donar sus joyas y objetos de valor a beneficio fiscal.
El gobierno pide ayuda a la ciudadanÃa
El gobierno, por su parte, organizó un Comité de Ayuda al Cesante, que estableció varias “casas de socorro” con el fin de evitar la mendicidad en las calles.
Tan grave era el problema social, que el 10 de octubre de 1932 el ministro de Bienestar Social, Santiago Wilson, manifestó al paÃs que la miseria y la desocupación afectaban a cerca de 130 mil personas, a las cuales el gobierno, pese a sus buenas intenciones, no podÃa asistir satisfactoriamente.
Wilson solicitó la ayuda a la ciudadanÃa.Una de las entidades que más rápidamente acogió el llamado fue la Federación de Estudiantes de Chile, que acordó entregar para los cesantes los fondos que produjera la Fiesta de la Primavera, próxima a celebrarse.
Medidas económicas
En abril de 1932, durante la presidencia de Montero, se creó la Comisión de Control de Cambios Internacionales, que tuvo como tarea ajustar las importaciones a las letras de cambio disponibles, a fin de evitar la disminución de las reservas de oro del Banco Central. Simultáneamente, se ordenó suspender la emisión de los billetes del mismo banco. Otro artÃculo dispuso que el banco fijara, dÃa a dÃa, el tipo de cambio, sobre la base del promedio de las últimas transacciones efectuadas.
Rumores de motÃn en el Norte Chico
A mediados de diciembre de 1931, las preocupaciones de carácter económico fueron desplazadas por las noticias de un movimiento subversivo de inspiración comunista en el Norte Chico. En Vallenar y Copiapó circulaban los rumores de que se estaba fraguando un amotinamiento, y que los propósitos revolucionarios apuntaban a apoderarse del Regimiento Esmeralda y de la ComisarÃa de Carabineros durante la noche de Navidad. También se comentaba que serÃa un primer paso en una escalada revolucionaria.
Las autoridades de la zona no atribuyeron mayor importancia al asunto, precisamente por lo anunciado que era. Sin embargo, el publicitado complot se llevó a cabo a las 2 de la mañana del 25 de diciembre.
Desarrollo y fin de un complot anunciado
A esa hora, militantes comunistas llegaron a las puertas del referido regimiento y asaltaron la guardia. El teniente con los soldados que estaban de guardia se refugiaron en la enfermerÃa, desde donde abrieron fuego contra los asaltantes. El ruido de metrallas alertó a los carabineros, quienes acudieron rápidamente. Luego de media hora de enfrentamiento, los revolucionarios, que habÃan sufrido varias bajas, resolvieron escapar hacia los cerros.
Conocida esta situación por las autoridades, decidieron actuar de manera enérgica. Un pelotón de carabineros avanzó hacia la sede del Partido Comunista en Vallenar, disparando hacia su interior, desde donde se respondió. Pero, frente a la dificultad de tomar el local, este fue dinamitado y todos sus ocupantes murieron. Luego se allanaron los domicilios de algunos comunistas conocidos, quienes fueron fusilados en el acto.
Tras investigarse los sucesos, se estableció la muerte de 21 personas en Vallenar, nueve en el asalto al regimiento, tres carabineros, dos soldados y un civil que no tenÃa relación con los hechos.
CrÃticas y oposición
Los problemas económicos concentraban la mayor preocupación de los chilenos. Sin embargo, los problemas polÃticos no eran cosa pequeña. En este plano, el prestigio del gobierno de Juan Esteban Montero se fue debilitando.
Las crÃticas desde diferentes sectores eran cada vez más frecuentes. Incluso, hubo un intento de subversión por parte de grupos adictos a Ibáñez o seguidores de Alessandri. El ambiente de oposición se acentuaba y esta, en general, preconizaba polÃticas progresistas y de tendencias socialistas. Alessandristas, ibañistas y socialistas sostenÃan reuniones en las que se planeaba la caÃda del gobierno.
Conspiración
En tal ambiente de confusión, se comenzó a fraguar el golpe definitivo, bajo el liderazgo del periodista y ex diplomático Carlos Dávila, del comodoro del aire Marmaduque Grove, y del abogado Eugenio Matte Hurtado.
El gobierno, que se habÃa enterado de estos propósitos, anunció un programa de acción inspirado en ideas progresistas, produciendo el malestar de los conservadores y liberales, quienes restaron su apoyo a Montero. Por otra parte, esto tampoco sirvió para disuadir a los conspiradores.
La noche del 2 de junio de 1932 se reunieron en San Bernardo varios militares, entre ellos Marmaduque Grove, quien acababa de ser reincorporado a las filas por el Presidente después de haber sido desterrado por Ibáñez. En la reunión también participaron varios civiles. Tras conocer los hechos, el gobierno llamó a retiro a Grove, siendo reemplazado en su cargo de director de la Escuela de Aviación por el coronel Ramón Vergara.
Destituido por el golpe del 4 de junio de 1932
La situación que afectó a Grove estaba prevista por los sublevados, que habÃan acordado que si alguno de ellos era exonerado, se declararÃan en rebeldÃa.
Grove se atrincheró en la Escuela de Aviación e hizo arrestar a su reemplazante. Carente de apoyo militar —ya que las Fuerzas Armadas en su mayor parte participaron en el golpe y el resto era neutral— y falto también de apoyo polÃtico, Montero hizo saber al mando sublevado que no opondrÃa resistencia al golpe.
El 4 de junio, el gobierno constitucional fue derrocado y sustituido por una Junta de Gobierno, presidida por el general Arturo Puga e integrada por Carlos Dávila, Eugenio Matte y el coronel Marmaduque Grove en la cartera de Defensa.
Montero retornó a su vida profesional. Falleció en Santiago el 25 de febrero de 1948, quedando su viuda, Graciela Fehrman, con cuatro hijos.
Fuente: Cristián Guerrero Lira, Fernando RamÃrez Morales e Isabel Torres Dujisin.

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