
Historia de Chile: BiografÃas.
Raúl Silva HenrÃquez: 1907-1999
El cardenal del pueblo

Fue hijo de Ricardo Silva Silva y de Mercedes HenrÃquez Encina; nació en Talca el 27 de septiembre de 1907. Realizó sus estudios en el Liceo Alemán de Santiago, y posteriormente estudió Derecho en la Universidad Católica de Chile; se recibió de abogado en 1929.
A los 22 años ingresó a la Congregación Salesiana en Santiago. Estudió TeologÃa en TurÃn, donde obtuvo un doctorado. Fue ordenado sacerdote en esa misma ciudad en 1938.
Raúl Silva se desempeñó como profesor de Derecho Canónico y de TeologÃa Moral en su congregación. Luego, fue nombrado rector del Liceo Manuel Arriarán Barros (1943) y del Colegio Patrocinio San José (1948). Fue fundador y presidente de la Federación de Colegios Particulares Secundarios (FIDE). En 1950 se hizo cargo de la dirección del estudiantado salesiano.
En 1956 presidió la delegación chilena que asistió al Congreso Internacional de Religiosos, realizado en Buenos Aires y, al año siguiente, fue nombrado director de las escuelas profesionales de la Gratitud Nacional y del Liceo San Juan Bosco. También participó en la creación del Instituto Católico Chileno de Migraciones y Caritas Chile; fue presidente mundial de Caritas Internacional (1962).
Vida sacerdotal
Juan XXIII lo nombró obispo de ValparaÃso (1959) y luego arzobispo de Santiago (1961). El mismo PontÃfice le concedió la jerarquÃa de cardenal en 1962, la que le permitió formar parte de los colegios cardenalicios que eligieron a los Papas Pablo VI (1963), Juan Pablo I y Juan Pablo II (1978). Dirigió los destinos de la Iglesia de Santiago hasta 1983, cuando fue reemplazado por Juan Francisco Fresno.
Labor arzobispal
El cardenal Silva HenrÃquez gobernó la Arquidiócesis de Santiago por 22 años, realizando muchas innovaciones, como la creación de las vicarÃas zonales, de los decanatos y de varias vicarÃas especializadas. Ello obedeció a su interés por acercar a las personas a la Iglesia, y también a los profundos cambios que esta experimentó tras el Concilio Vaticano II, en el que Silva HenrÃquez tuvo una destacada participación.
Durante el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva, el arzobispo inició la Reforma Agraria en las propiedades de la Iglesia de Santiago, y, una vez que obtuvo la autorización del Papa, entregó las tierras a los campesinos.
En el plano pastoral, durante su arzobispado sobresalió la realización de un SÃnodo de la Iglesia de Santiago y la celebración del Año Santo en 1974.
Los conflictos de la década de 1960
A fines de la década que comenzó en 1960, se produjeron varios conflictos al interior de la Iglesia.
En 1967, un grupo de jóvenes estudiantes ocupó la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile, exigiendo, entre otras reformas, la salida del rector, monseñor Alfredo Silva Santiago. Las negociaciones fueron difÃciles, pero finalmente se arribó a un acuerdo. El rector renunció y fue reemplazado por el profesor Fernando Castillo Velasco, estableciéndose además un Claustro Pleno, en el que los estudiantes tuvieron participación.
Al año siguiente, otro grupo de jóvenes, pertenecientes al movimiento Iglesia Joven, ocupó la Catedral de Santiago. El cardenal decretó su excomunión, pero dos dÃas después revocó su decisión
Personaje de la vida nacional
El cardenal Silva jugó un activo rol en medio de las convulsiones polÃticas y sociales de las décadas de 1960 y 1970. Su meta fundamental fue lograr el respeto por la persona humana y por los más necesitados, lo que le valió ser considerado como “el cardenal del pueblo”.
Entre 1972 y 1973 procuró lograr un entendimiento entre el gobierno del Presidente Salvador Allende y la oposición. Se reunió con el Primer Mandatario, el ex Presidente Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin, entonces presidente de la Democracia Cristiana. Pero el clima de polarización que se vivÃa dificultó el entendimiento.
Otro de los episodios del gobierno de Salvador Allende en que le correspondió actuar fue en la disputa que originó el Proyecto de Escuela Nacional Unificada (ENU), una reforma que se planteó al sistema educacional y que muchos sectores catalogaron como un intento de concientización polÃtica de la infancia y juventud. Gracias a las gestiones del cardenal Silva, tal proyecto quedó en suspenso.
Sus constantes llamados a lograr el entendimiento nacional no siempre fueron oÃdos por los protagonistas de la vida polÃtica nacional.
Genio y figura
Muchas son las anécdotas que tuvieron al cardenal Silva como protagonista. En 1970, cuando Salvador Allende, reconocido miembro de la MasonerÃa, fue elegido Presidente de la República, el cardenal le obsequió una Biblia, la que el Mandatario recibió diciendo: “¡Cómo no la voy a aceptar!, si aquà está la historia del primer revolucionario del mundo”. El mismo gesto tuvo con Fidel Castro cuando el dirigente polÃtico cubano visitó Chile en 1971. El cardenal, a nombre de los obispos chilenos, le donó 10.000 biblias.
Llamados a la paz
El 13 de septiembre de 1973, dos dÃas después del golpe militar que derrocó a Allende, los obispos de Chile, entre los que se contaba el cardenal Silva HenrÃquez, hicieron un llamado a lograr la paz. En parte de ese texto decÃa: “Consta al paÃs que los obispos hicimos cuanto estuvo de nuestra parte para que Chile se mantuviera dentro de la Constitución y la ley, y se evitara cualquier desenlace violento como el que ha tenido nuestra crisis institucional”, a lo que agregaron: “Pedimos que no haya innecesarias represalias contra los vencidos”.
El cardenal Silva se entrevistó con los máximos personeros del gobierno que encabezaba el general Augusto Pinochet, para tratar de mediar en el agudo problema de los Derechos Humanos; hizo presente esta preocupación en varias oportunidades, lo que le valió ser catalogado como “obispo rojo”.
La VicarÃa de la Solidaridad
A la iniciativa de Silva HenrÃquez se debe la creación, en 1974, del Comité Pro Paz, una organización multiconfesional que procuraba lograr el respeto a los Derechos Humanos en Chile y que con el correr del tiempo se transformó en la VicarÃa de la Solidaridad (1976). La dirección de esta fue encomendada al padre Cristián Precht, quien de inmediato procedió a organizarla.
La labor realizada por la VicarÃa fue reconocida internacionalmente, pues en 1978 recibió el premio Derechos Humanos, otorgado por las Naciones Unidas, y un año después el premio Fundación Bruno Kreisky.
La mediación papal
Una de las más importantes intervenciones del cardenal Silva HenrÃquez fue su esfuerzo por establecer condiciones de paz con Argentina. El litigio fronterizo por el Canal Beagle se resolvió mediante un fallo arbitral pronunciado en 1977, pero el gobierno argentino le desconoció validez y ambos paÃses comenzaron sus preparativos bélicos. El cardenal Silva realizó (1978) grandes esfuerzos para establecer condiciones de diálogo.
Durante la ceremonia de entronización de Juan Pablo II, le expuso la gravedad de la situación y se convino en estudiar la posibilidad de que el Vaticano ofreciera sus buenos oficios. Asà se alejó la posibilidad de una guerra y se llegó a la mediación papal.
Su testamento espiritual: “He amado intensamente a mi paÃs”
Retirado por razones de salud a partir de 1983, Silva HenrÃquez continuó su labor sacerdotal hasta su muerte, el 9 de abril de 1999. Fue protagonista de la historia de Chile, lo que quedó reflejado en sus exequias, a las que asistieron las máximas autoridades del paÃs y representantes de todas las corrientes polÃticas y sectores sociales.
En su testamento espiritual, el cardenal expresó su gran amor por la Iglesia y por los chilenos: “He buscado a lo largo de mi vida amar entrañablemente a mi Señor... A Él he buscado servir como sacerdote y obispo... Mi palabra es una palabra de amor a la Santa Iglesia. Mi palabra es una palabra de amor a Chile. He amado intensamente a mi paÃs. Es un paÃs hermoso en su geografÃa y en su historia. Hermoso por sus montañas y sus mares, pero mucho más hermoso por su gente. El pueblo chileno es un pueblo muy noble, muy generoso y muy leal”.
NOTA IMPORTANTE REALIZADO POR EL USUARIO: Héctor Concha Oviedo
Respecto de lo sucedido en la catadral habria que presisar que los sacerdotes que ocuparon la Catedral fueron,"suspendidos a divinnis", más en : Concha Oviedo, Héctor (1997). La Iglesia Joven y la "Toma" de la Catedral de Santiago: 11 de agosto de 1968. Revista de Historia. universidad de Concepción. Año 7, vol. 7.
Fuente: Cristián Guerrero Lira, Fernando RamÃrez Morales e Isabel Torres Dujisin.

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