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Cuando Chile se estremeció
El 22 de mayo de 1960, a las 14.55, un fuerte movimiento telúrico afectó a la zona sur del país, especialmente a la ciudad de Valdivia, en donde el terremoto alcanzó una intensidad récor de XI a XII (escala de Mercalli) y 9,5 (escala Richter), siendo el terremoto más fuerte ocurrido en el siglo XX. Poco después, siguió un maremoto que arrasó con las costas chilenas y cuyas grandes olas llegaran, rápidamente, hasta Japón, Filipinas y Hawaii. Las provincias de Valdivia, Osorno y Chiloé quedaron destruidas, varios cientos de kilómetros cuadrados de tierra se hundieron dos metros bajo el nivel del mar, aparecieron nuevas islas y otras fueron borradas. Más de 2.000 personas perdieron la vida y los costos económicos para el país se estimaron en unos 550 millones de dólares.

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Historia de Chile: Desarrollo Industrial.

Bajo el signo de la escoba

        
Bajo el signo de la escoba FOTO: Ibáñez era llamado por la ciudadanía, “el general de la esperanza”.

Ibáñez volvía a La Moneda, pero ahora como resultado de un proceso electoral y con el entusiasmo de la ciudadanía que lo llamaba “el general de la esperanza”.

Dada la independencia política de Ibáñez y el hecho de que el apoyo obtenido tenía más bien un carácter personal, ganó el respaldo de vastos sectores independientes, e incluso de militantes de derecha y socialistas. Sin embargo, para gobernar requería de los partidos políticos representados en el Parlamento.

Es por ello que en la elección parlamentaria de 1953, el lema de sus seguidores fue “Un Parlamento para Ibáñez”. El resultado de la elección fue relativamente bueno, porque si bien los ibañistas eligieron a 74 diputados, de un total de 147, quedaron fuera de la mesa directiva de la Cámara de Diputados y, por lo tanto, al mandatario se le dificultó concretar muchas de sus iniciativas. Algunas de las propuestas hechas por el presidente y que recibieron el rechazo de los legisladores fueron: la nacionalización de la minería y de la industria del cobre, y una reforma agraria.

Dado el crecimiento de la inflación y, por ende, del descontento popular, en la siguiente elección parlamentaria, la de 1957, el triunfo de los partidos tradicionales fue bastante notorio.

Una de las promesas electorales de Ibáñez había sido combatir la presión inflacionaria, que para esa fecha alcanzaba el 80 por ciento anual. Es por ello que el gobierno contrató a la firma estadounidense Klein-Saks (1955), cuyos expertos propusieron medidas tales como la reorganización de la administración pública, limitación del crédito bancario y el establecimiento de una tasa de cambio única, y políticas de remuneraciones, precios y subsidios. Todas ellas implicaban, necesariamente, aumentar los impuestos, medida impopular para un gobierno como el de Ibáñez –que se basaba en un apoyo extrapartidista– y que lo resentiría, por lo que no fueron aplicadas en su totalidad y, por lo tanto, no se tradujeron en el crecimiento económico que se esperaba.

Con todo, en el segundo gobierno de Ibáñez se concretaron algunas iniciativas importantes, entre ellas la fusión de distintas instituciones de crédito y ahorro en el Banco del Estado (1953). También se creó el Ministerio de Minería, debido a la importancia económica que esta actividad representaba para el país. Otras instituciones creadas por Ibáñez, fueron el Instituto de Seguros del Estado (ISE), la Corporación de la Vivienda (Corvi) y la Superintendencia de Educación.

Se dictaron varias medidas que promovían el desarrollo de las zonas extremas del país, tales como el establecimiento del puerto libre de Arica y el programa de colonización de Aisén, territorio que hoy lleva el nombre de este gobernante.

Pero la realización que realmente cambió el panorama y la práctica política en Chile fue la reforma del Sistema Electoral. Esto significó el establecimiento de un sufragio único, impreso y repartido por el Registro Electoral; que las alianzas partidarias fueran de carácter nacional y anunciadas por lo menos 20 días antes de los comicios; que el cohecho fuera un delito penado con la cárcel, y que se restituyera el derecho a sufragio para los sancionados por la Ley de Defensa de la Democracia.

En los últimos meses de su mandato, Ibáñez obtuvo la derogación de la Ley maldita. Los comunistas, vueltos a la actividad política, se integraron al Frente de Acción Popular, cuyo candidato socialista, Salvador Allende, se enfrentó en las elecciones de 1958 con Jorge Alessandri Rodríguez, hijo de Arturo Alessandri Palma, candidato del Frente Democrático, integrado por los partidos Liberal, Conservador y Agrario Laborista.

El hijo del León

El plan de gobierno de Alessandri, que apuntaba a detener el proceso inflacionario, estaba centrado en las siguientes medidas: expansión de la inversión en obras públicas, vivienda, agro e industria; incremento de la producción industrial, y política restrictiva de reajustes salariales. Para sustentar este programa, se recurrió a créditos con el exterior, especialmente los promovidos en el marco de la Alianza para el Progreso, impulsada por el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy. El resultado de esta política fue palpable al poco tiempo. En 1959, la inflación era del 33% y, en 1960, ascendía solo al 5,4 % . Se apreciaba, así, un repunte de la economía.

Sin embargo, con los efectos devastadores del terremoto ocurrido en mayo de 1960, la economía volvió a retroceder. Para afrontar las pérdidas de dicho cataclismo, el gobierno creó el Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, y para paliar la crisis inflacionaria se cambió el signo monetario, es decir, se pasó de peso a escudo, equiparando este último al dólar.

Sin embargo, las dificultades en la balanza de pagos (documento de contabilidad que refleja el conjunto de créditos y deudas de un país respecto a los demás países, en un periodo de tiempo determinado.), el excesivo endeudamiento externo y el drástico descenso de las reservas de divisas llevaron al gobierno, en octubre de 1962, a devaluar (disminución del valor de una moneda en relación con un patrón fijo (oro, otra divisa, etc.). ) el escudo en un 33 por ciento, en un esfuerzo por detener el alza inflacionaria. De esta manera, la administración de Alessandri tuvo que imponer una línea de férrea austeridad para no caer en el caos económico. Con esto, al término de su período logró sanear la balanza de pagos, la que terminó con excedentes.

Dentro de las realizaciones de este gobierno destacó, principalmente, la construcción de viviendas, que sobrepasó las 150.000 unidades, cubriendo el 80 por ciento del crecimiento demográfico. También en este período se construyeron numerosos caminos pavimentados, canales de regadío, hospitales, escuelas, etc.

Cabe destacar que algunas ciudades, como Arica, Viña del Mar y Santiago, experimentaron cambios debido a la realización del Campeonato Mundial de Fútbol (1962).

Por su parte, la producción minera experimentó un notable aumento, de tal manera que el cobre logró sobrepasar, por primera vez, las 600 mil toneladas anuales (1964) y el petróleo llegó a abastecer más del 75% del consumo nacional.

El gobierno de Alessandri impulsó la alicaída producción agrícola y por ello promulgó, en 1962, la Ley 15.020, de Reforma Agraria, que entre otras cosas, significó la creación de la Corporación de la Reforma Agraria (CORA) y el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), que iniciaron en este gobierno el proceso de redistribución de tierras y la ampliación de las superficies de cultivo. Sin embargo, dado el carácter derechista del gobierno, fue una reforma más bien tímida y conservadora. Al mismo tiempo, se dio curso al Plan Pesquero en las costas nortinas, destinado a absorber la mano de obra cesante por el cierre de oficinas salitreras.

En 1962, la creciente inflación fue provocando un descontento social que se expresó en amplias movilizaciones populares. Ese mismo año, también, empezaron a aparecer las primeras manifestaciones de estrategias electorales. El panorama político era el siguiente: la oposición al FRAP (Frente de Acción Popular) hizo surgir el Frente Democrático, que estaba integrado por radicales, liberales y conservadores. Por su parte, la Falange y el Partido Social Cristiano, unidos como Partido Demócrata Cristiano (creado en 1957), se presentaban como sector moderado, cuyas propuestas no eran muy distintas de las del FRAP.

Para las elecciones municipales de 1963, la Democracia Cristiana había mostrado su arrastre electoral, desplazando al Partido Radical, que ocupaba la posición de “partido de centro”. Pero esta elección no solo mostró el crecimiento de los democratacristianos, sino también el aumento de la votación de socialistas y comunistas, y el decrecimiento de los partidos tradicionales (conservadores y liberales).

Para las elecciones presidenciales de 1964 se presentaron tres candidatos: Eduardo Frei Montalva (democratacristiano), Salvador Allende Gossens (socialista) y Julio Durán (radical, apoyado por conservadores y liberales).

Una temprana derrota en una elección complementaria destinada a elegir un diputado por la provincia de Curicó (hecho conocido como “Naranjazo”), hizo que muchos conservadores avizoraran, entonces, el triunfo de Allende, y temieran que un marxista llegara al poder. Por esto, decidieron apoyar la candidatura de Frei, quien postulaba una serie de transformaciones en la sociedad chilena que se englobaba bajo el concepto de “Revolución en Libertad”.

En un clima de inquietud y violencia política, el 4 de septiembre de 1964 se celebraron las elecciones que llevaron al democratacristiano Eduardo Frei Montalva a la presidencia del país. Frei obtuvo un 56,09 por ciento, la más alta votación obtenida, hasta ese momento, por un candidato presidencial.


Fuente: Icarito Diario La Tercera.


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